Buenas tardes,
hoy mi entrada está dedicada a hacer una reflexión sobre lo que conocemos como "TICs"r o lo que es lo mismo, Tecnologías de la Información y de la Comunicación.
Este año, soy tutora del grupo de 3 años. Este hecho implica en mi centro cambiar de aula, a una que tiene baño para facilitar la autonomía de los más peques. ¿Y que tiene que ver esto con las TICs? Pensaréis. Nada más y nada menos que perder este recurso en mi aula. Cuando llegamos en septiembre, comprobé que la bombilla del proyector de la pizarra digital apenas emitía luz y en cuestión de semanas, se ha acabado fundiendo, dejándonos sin pantalla. Ese hecho provocó una gran reflexión en mi "yo" docente, y en cómo, las Tecnologías han invadido, no solo nuestra vida personal, sino también el laboral. Desde entonces, es mucha más difícil la enseñanza de cualquier contenido en estas edades: hemos perdido el visionado de un vídeo que, jugando, está trabajando los conceptos anteriormente manipulados; ya no podemos jugar con la pizarra mágica ni hacer actividades interactivas y, escuchamos canciones, pero conectado el altavoz a un ordenador de mesa que, por suerte, todavía sigue con nosotros, aunque no sé el tiempo que aguantará.
Y ante esto, me vino una gran pregunta que, si alguien conoce la respuesta, me encantaría leerla. ¿Qué pasa con las TICs en Infantil? Me da la impresión que mendigamos las sobras de Educación Primaria. Para esta etapa hay partidas cada año para adquirir dispositivos digitales (lo último, y que en Infantil tardaremos décadas en ver, las SIATIC, una verdadera revolución y que, en algún momento dado, me encantaría tener en el aula). Entiendo que la etapa de Infantil no sea obligatoria pero, si los padres han elegido esa opción, habrá que intentar dar lo máximo de nosotros a nuestros alumnos, o prepararlos para el mañana igual que lo van a hacer los compañeros de la siguiente etapa.
No podemos vivir estancados en la Prehistoria digital. Hoy en día, como he podido leer en un análisis hecho por una compañía de software, Kaltura, creadora de la primera plataforma de código abierto, a más de 1500 docentes, somos más los profesionales que apostamos por una educación encaminada hacia el futuro, que los que viven estancados. Y eso implica, trabajar con visionado de vídeos, jugando de forma interactiva, trabajando la robótica o el lenguaje de programación desde las primeras edades. Entiendo que haya docentes que sean reticentes por los inconvenientes que pueden llegar a tener: se va la conexión siempre en el peor momento, la pizarra deja de funcionar justo cuando estamos trabajando con los alumnos, o se funde una bombilla que inutiliza todo,... pero, aún así, son mucho más las ventajas, el aprendizaje que se adquiere de esta manera o la motivación del alumnado.
Uno de los grandes retos educativos a los que me he tenido que enfrentar este año, fue al duro confinamiento escolar. ¿Cómo dar clases a niños pequeños, cuya atención es muy corta y su interés decae en el momento que no sale Peppa Pig o los PJ Masks (por citar algunos ejemplos)? La respuesta, ahora, la veo muy fácil y se puede decir en una palabra: REINVENTÁNDOSE: imprimiendo sus dibujos preferidos, dándole movimiento aunque sea con las manos y repasando los contenidos del aula. Que se puede hacer, está comprobado, pero que en el camino necesitamos formarnos, está más que claro!
Y todo esto porque creemos en la educación y queremos que esta prepare a nuestros alumnos para la vida que les tocará llevar, con trabajos que, posiblemente estarán relacionado con la competencia digital. No hagamos un micromundo en el aula, que nada tiene que ver con el siglo en el que vivimos, mirar a la tecnología como un adversario y no como un aliado es un error grandísimo.
Yo quiero pensar que estamos convencidos de que el cambio es necesario, quiero pensar que todos los docentes entendemos la necesidad de trabajar la competencia digital, igual que quiero pensar que una nueva bombilla llegará pronto a mi aula, aunque esa bombilla sea para Educación Infantil.